Los llamados «montachoques» han dejado de ser una leyenda urbana para consolidarse como un verdadero riesgo en las calles de la capital. Un reciente testimonio revelado por el influencer Yulay Real expone el modus operandi de estas bandas dedicadas a provocar accidentes viales con el objetivo de extorsionar a conductores desprevenidos, especialmente aquellos sin seguro y con apariencia de solvencia económica.
El perfil de la víctima perfecta
Los montachoques actúan con estrategia. Su blanco predilecto son autos en buen estado, limpios y bien cuidados. Según ellos, estos detalles indican que el dueño tiene los recursos para «arreglar rápido el problema», pagando cifras que van desde los 10 mil hasta los 50 mil pesos por un supuesto acuerdo amistoso, sin involucrar a las aseguradoras ni a la policía.
Pero no se quedan en una simple suposición: utilizan herramientas tecnológicas como el Registro Público Vehicular (REPUVE) para obtener datos del auto y, a través de ellos, consultar en la base de datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) si la unidad cuenta con cobertura vigente. Si el vehículo no tiene seguro, es blanco ideal: el pago será directo, sin intermediarios, y mucho más lucrativo.
El golpe: cómo provocan el choque
Las bandas operan en grupos de al menos seis personas, divididas en dos vehículos, y a menudo incluyen mujeres como copilotos para dar mayor credibilidad a la situación. La táctica es clara: un auto comienza a presionar a la víctima con luces altas o cerrones para obligarla a cambiar de carril. Una vez que lo hace, el segundo vehículo aparece y provoca el accidente —ya sea con un frenado brusco o un golpe lateral cuidadosamente ejecutado— simulando un choque común.
En ocasiones, se valen de maniobras arriesgadas como cortes de circulación o embestidas suaves, aprovechando el tráfico denso que caracteriza a avenidas como el Circuito Interior o el Periférico. Su hora favorita: entre las 15:00 y las 16:00 horas, justo cuando la ciudad hierve con la salida de oficinas y el estrés al volante.
El gancho emocional y la presión inmediata
Tras el choque, el grupo se despliega rápidamente. Argumentan daños costosos, exigen pagos inmediatos y presionan para evitar «pérdidas de tiempo con seguros o peritajes». Si detectan que el conductor está nervioso, desorientado o incluso en estado de ebriedad, redoblan la presión: saben que en esas condiciones, su palabra tiene poco peso legal y puede ser usada en su contra.
Qué hacer si crees estar ante un montachoques
Las autoridades recomiendan mantener la calma y seguir estas medidas clave:
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No bajar del vehículo de inmediato.
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No entregar dinero ni pertenencias.
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Llamar a tu aseguradora o a alguien de confianza.
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Contactar al 911 si hay amenazas o violencia.
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Registrar placas y características de los agresores.
Delincuencia con acceso a datos oficiales
Lo más alarmante del testimonio es que los montachoques hacen uso de plataformas oficiales de consulta pública como REPUVE y AMIS para elegir con precisión quirúrgica a sus víctimas. Este acceso plantea serios cuestionamientos sobre la vulnerabilidad de la información vehicular y la necesidad de mayor supervisión por parte de las autoridades.
Mientras tanto, expertos en seguridad vial hacen un llamado a los conductores de la CDMX y el Estado de México a verificar constantemente su póliza de seguro y mantenerse alertas ante cualquier situación sospechosa en el camino. La precaución puede ser la mejor defensa frente a un crimen que se disfraza de accidente.