Nuevas guías médicas insisten: los fármacos contra la obesidad no funcionan sin apoyo nutricional

La obesidad es ya una crisis sanitaria global de proporciones históricas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 el 43 % de los adultos tenía sobrepeso y el 16 % era obeso, lo que equivale a 890 millones de personas. En niños y adolescentes, el problema se ha cuadruplicado desde 1990: 160 millones de menores entre 5 y 19 años viven con obesidad, un dato que subraya la urgencia del abordaje médico y social.

En este contexto, las terapias basadas en análogos del GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1), como semaglutida o tirzepatida, han revolucionado el tratamiento de la obesidad. En ensayos clínicos, estas sustancias han logrado una pérdida de peso media de entre el 5 % y el 18 %, junto con mejoras cardiovasculares y metabólicas. Sin embargo, la comunidad médica alerta: la medicación por sí sola no es suficiente.

Este viernes, cuatro organizaciones líderes en medicina de la obesidad —el Colegio Americano de Medicina del Estilo de Vida (ACLM), la Sociedad Americana de Nutrición (ASN), la Asociación de Medicina de la Obesidad (OMA) y la Sociedad de la Obesidad (TOS)— publicaron una nueva guía clínica interdisciplinaria para médicos. Su objetivo es claro: ayudar a los profesionales de la salud a optimizar el tratamiento de los pacientes que utilizan GLP-1 con apoyo nutricional estructurado y cambios sostenibles en el estilo de vida.

Fármacos poderosos, pero no milagrosos

«Los GLP-1 son un avance muy relevante, pero también presentan riesgos importantes», señala Dariush Mozaffarian, autor principal de la guía y médico de la Universidad de Tufts. «Entre los efectos secundarios están los trastornos gastrointestinales, la pérdida de masa muscular y ósea, deficiencias nutricionales y el alto costo del tratamiento», explica.

El riesgo más preocupante, subraya Mozaffarian, es que muchos pacientes recuperan el peso perdido al abandonar la medicación. ¿La causa? Una falta de acompañamiento integral.

Ocho pilares para mantener el peso perdido

La guía propone un enfoque estructurado en ocho ejes complementarios para quienes siguen tratamientos con GLP-1:

  1. Centrar la terapia en el paciente, teniendo en cuenta sus necesidades y contexto personal.

  2. Evaluación nutricional inicial detallada, que permita identificar riesgos específicos.

  3. Controlar efectos secundarios, especialmente gastrointestinales.

  4. Prescribir dietas personalizadas, ricas en nutrientes, saciantes y con alimentos mínimamente procesados.

  5. Prevenir deficiencias nutricionales mediante suplementación o ajustes dietéticos.

  6. Preservar la masa muscular y ósea, asegurando una ingesta adecuada de proteínas y promoviendo el entrenamiento de fuerza.

  7. Aprovechar una buena dieta para potenciar la pérdida de peso, y no solo sostenerla.

  8. Fomentar un estilo de vida saludable que incluya buen descanso, relaciones sociales positivas y la evitación del alcohol, tabaco y otras drogas.

Estas recomendaciones están basadas en pruebas clínicas sólidas y en el consenso de especialistas de múltiples disciplinas. Los expertos coinciden en que el enfoque farmacológico debe integrarse en un cambio más amplio y sostenido en la conducta y el entorno del paciente.

Un vacío urgente en la atención médica

A pesar de las evidencias, la mayoría de los pacientes que reciben GLP-1 no tienen acceso a asesoramiento nutricional adecuado ni a apoyo conductual, lo que compromete la eficacia a largo plazo del tratamiento. Esta nueva guía busca justamente llenar ese vacío con recomendaciones claras, prácticas y aplicables en contextos reales.

«Estamos ante una oportunidad de oro para redefinir el tratamiento de la obesidad», afirma John E. Courtney, director ejecutivo de la Sociedad Americana de Nutrición. “Pero no podemos repetir los errores del pasado, confiando ciegamente en una sola solución. Esta guía pone sobre la mesa la necesidad de un enfoque equilibrado, donde la nutrición y el estilo de vida sean tratados como partes centrales del tratamiento, no como elementos secundarios”.

¿El mensaje final?

Los medicamentos como Ozempic, Wegovy o Mounjaro son herramientas eficaces, pero su éxito depende del contexto en el que se utilicen. Sin cambios en la dieta, el ejercicio y el estilo de vida, los beneficios serán temporales. Con acompañamiento adecuado, en cambio, podrían representar una nueva era en la lucha contra una de las pandemias más silenciosas del siglo XXI.

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