En el extremo sur de Chile, donde el paisaje parece detenido en el tiempo, se extiende el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, un coloso natural que abarca más de 3.5 millones de hectáreas entre las regiones de Aysén y Magallanes. Inaccesible por tierra y marcado por la rudeza de sus condiciones climáticas, este parque ofrece una de las experiencias más salvajes y puras de la Patagonia.
El parque protege una vasta porción del Campo de Hielo Sur, la tercera masa de hielo continental más grande del planeta, después de la Antártida y Groenlandia. Desde ahí, nacen 49 glaciares, entre ellos el glaciar Pío XI, el más grande del hemisferio sur, que avanza lentamente hacia el mar en lugar de retroceder, desafiando la tendencia global del retroceso glaciar.
Los bosques de lenga, coigüe de Magallanes y canelo cubren las laderas húmedas y escarpadas del parque, resistiendo el viento y la lluvia con tenacidad. En las zonas bajas, una alfombra de líquenes, helechos y musgos recubre troncos y rocas, alimentando un ecosistema complejo y resiliente.
En este refugio casi intacto habitan especies adaptadas al aislamiento extremo. El huemul, ciervo andino en peligro de extinción, es uno de sus símbolos. También pueden avistarse zorros culpeo, cóndores, nutrias, lobos marinos de uno y dos pelos, y delfines australes, que recorren las aguas heladas de sus fiordos. El parque es, en esencia, un laboratorio vivo de biodiversidad.
Legado Kawésqar: navegantes del fin del mundo
Hace unos 7 mil años, el pueblo Kawésqar dominaba estos canales. Vivían en canoas construidas con corteza de coigüe, tan avanzadas que eran conocidas como “la reina de las canoas americanas”. Cazaban, se desplazaban y dormían sobre el agua. Las mujeres eran buceadoras hábiles y se cree que desarrollaron un sistema simbólico de comunicación, como revelan algunas pinturas halladas en la isla Madre de Dios.
Qué hacer y cómo llegar
Dado que no existen caminos hacia el parque, la única forma de ingresar es por mar. Entre las actividades más destacadas están:
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Navegación desde Puerto Natales por el fiordo de Última Esperanza para visitar los glaciares Balmaceda y Serrano.
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Expediciones desde Villa O’Higgins hacia los glaciares O’Higgins, Chico o travesías de hasta diez días por los campos de hielo.
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Visitas en kayak o embarcaciones locales al glaciar Jorge Montt desde Caleta Tortel.
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Observación del glaciar Pío XI, con paredes de hasta 75 metros de altura.
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Cruceros desde Puerto Montt a Puerto Natales, atravesando los fiordos australes.
También es posible tomar un transbordador desde Puerto Yungay hasta Puerto Natales (viaje de 41 horas), o llegar por aire a Punta Arenas, Puerto Natales o Balmaceda, según la temporada.
El Parque Nacional Bernardo O’Higgins no es un destino turístico convencional. Requiere planificación, resistencia y respeto profundo por la naturaleza. Pero a cambio, ofrece paisajes que dejan sin aliento, un silencio sobrecogedor y la oportunidad de caminar donde pocos han estado.
Si buscas una experiencia auténtica, salvaje y transformadora, el sur de Chile te espera con los brazos abiertos.
Embárcate hacia lo indómito. Descubre el Parque Nacional Bernardo O’Higgins.